jueves, 7 de junio de 2012

Ray Bradbury: Fahrenheit 451

Por siempre, libros. Lamentablemente, el 5 de junio murió Ray Bradbury, a los 91 años. Nos hemos quedado bastante huérfanos de literatura. No puede haber nada más triste para nuestro mundo, que la desaparición de escritores como Bradbury, quien aportó un universo especial, crítico, en el que conjugaba ficción científica, con altas dosis de sensibilidad. Existen numerosas referencias de su mundo, en películas, cómics, novelas, teatro… Pero, hemos elegido una novela adaptada al cine por François Truffaut.

Fahrenheit 451 (1966)  

Duración: 108 min. Director: François Truffaut. Guión: François Truffaut & Jean-Louis Richard (Ray Bradbury). Música: Bernard Herrmann. Fotografía: Nicolas Roeg. Reparto: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, Jeremy Spenser, Alex Scott.

Fahrenheit 451, es la temperatura a la que arde el papel, los libros… Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros, prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. De pronto, se encuentra transformado en un fugitivo, obligado a escoger no sólo entre dos mujeres, sino entre su seguridad personal y su libertad intelectual. Muestra una sociedad vacía, manipulada por los medios de comunicación, dependiente de "medicamentos" estimulantes, sumergidos en el hedonismo, con el patrocinio del Estado. François Truffaut, arriesgó con una propuesta visual sencilla, elegante, valorando más el mensaje que los aspectos técnicos. Sin embargo, cualquier revisión de la película, no soporta la comparación con el cine actual. Tanto la estética, como los efectos especiales, “bomberos” que parecen un “playmobil”, o coches parecidos a los juguetes “Lego”, desfases con el “zoom” de la cámara, o la presencia excesiva del color rojo, no merecería atención para cualquier espectador con menos de 25 años. Cualquiera que vea este film, con algo de reflexión crítica, y dejándose llevar, entenderá que el fondo gana a la forma. Una fábula de cómo las armas del totalitarismo, son la ignorancia y la manipulación. Truffaut, nos conciencia del gran legado que poseemos con los libros, la cultura. Proclama que la felicidad consiste en ignorar todo lo desagradable del mundo. Sin sufrimiento no hay posibilidad de cuestionar el sistema. En el reparto, una guapa Julie Christie, como la rebelde que, leyendo, desafía al sistema, y Oskar Werner, como el “quema-libros”, ambas interpretaciones llenas de emoción y matices. A principio de este siglo, Mell Gibson, planteaba hacer una segunda versión, pero consideró que había quedado desfasado el tema, con la existencia de internet y del universo digital. Estamos convencidos de que esta novela, y su correspondiente película, no podrán estar nunca desfasados, dado que la censura, la imposición de una determinada línea de pensamiento, el dominio de lo audiovisual, o una nueva inquisición, siempre son posibles sin conocimiento, sin libros… Un film interesante, que debería remover conciencias, crear un germen de libertad, recuperar el interés por leer, esforzarnos en crear imágenes mentales, y no sólo consumir imágenes prefabricadas.